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¡Siguen los contratistas ladrones! Por: Luis Alonso Colmenares Rodríguez

A propósito del informe de la Contraloría General de la República (CGR) sobre las obras inconclusas y elefantes blancos que hay en Colombia, escribí al respecto en agosto del año pasado refiriéndome a otro informe similar.

Se denuncia y no pasa nada.

Nadie desata el contubernio de los contratistas ladrones, gobernantes corruptos, políticos insensibles, dirigentes ineptos y la gente conforme sin decir nada para que no se roben los recursos públicos.

Para buscar la forma de corregir todo ese desgreño de plata, la Ley 2020 le asignó a la CGR la competencia de llevar el Registro Nacional de Obras Civiles Inconclusas, en la Dirección de Información, Análisis y Reacción Inmediata (DIARI), con base en la información que deben reportar todas las entidades públicas sobre las obras civiles que tengan a cargo.

Ese inventario de obras civiles es público para que también la ciudadanía advierta su existencia y ejerzan el control social.

Pero, además, la Agencia Nacional de Contratación Pública Colombia Compra Eficiente también reporta información para actualizar el inventario con base en los contratos de obra que están registrados en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (SECOP).

Es decir, en apariencia hay un flujo de información que debería permitir hacer el seguimiento al desarrollo de las obras para que lleguen a feliz término.

¡Pero qué va! Nada de eso es suficiente para evitar que se roben la plata.

El paisaje de obras civiles sin terminar que actualmente están identificadas por la CGR es de 1.093 proyectos por valor superior a los $6,5 billones.

El departamento de La Guajira encabeza la lista con 64 proyectos por más de 800 mil millones de pesos. Allá parece que la administración pública estuviera echa para robar y no para resolver los problemas de la gente.

Pero nadie dice nada y los órganos de control tampoco actúan. Cuando alguien decide denunciar entonces las corporaciones públicas lo declaran persona no grata y le aparecen las amenazas anónimas.

En La Guajira hay proyectos de vivienda cubiertas por la maleza y que nadie habita, hospitales que nunca han atendido pacientes, terminales de transporte sin llegada ni salida pasajeros, puentes y vías que no vienen de ninguna parte ni van para ningún lado, pero ahí están, acueductos sin agua, represas llenas de agua que no prestan ningún servicio, piscinas olímpicas, patinódromos, canchas sintéticas, y muchos etcéteras.

Pero mientras tanto los alcaldes y el gobernador se la pasan por el país en cuanta reunión se organiza desfilando en pasarela o posando como maniquíes para que los vean bien vestidos, pero no han resuelto ningún problema de la gente y ya les empieza la recta final del gobierno.

¡Esto parece una maldición! Pero no digamos mentiras porque todos tenemos la culpa en ese estado de cosas.

Los contratistas, interventores y supervisores que son unos ladrones; las entidades públicas permisivas, la comunidad y todas las formas de control social que no se vinculan a los procesos de construcción de las obras para ejercer la veeduría, los órganos de control simulando investigaciones que nunca terminan ni establecen responsabilidades, y los operadores de la rama judicial que tienen su cuota de responsabilidad con el vencimiento de términos, la prescripción y la casa por cárcel.

Hasta el SECOP es permisivo porque tiene todo tipo de dificultades para consultar información de un proceso contractual, porque un usuario tiene que hacer primero un posgrado, en razón al nivel de dificultad de la consulta. Que debería ser algo simple.

No hay un solo argumento que explique las razones por las cuales se contratan las obras públicas por todo lo largo y ancho del país para que no se lleven a cabo y se roben la plata pública.

Pareciera que ese es el fin: contratar de todo para no construir nada y robarse la plata. De nada han servido leyes anticorrupción, modificaciones al código penal, sistemas de información de acceso público.

¡Nada ha servido! Porque en Colombia se siguen robando los recursos públicos como el primer día.

Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí... @LcolmenaresR

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