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Reforma Tributaria, aunque justificada, muchos la rechazamos. Por: Duván Idárraga

Los colombianos tenemos memoria selectiva, en redes sociales vemos pronunciamientos del senador y candidato de Iván Duque versus las decisiones como presidente, vendiendo la imagen que incumplió sus promesas y que por capricho, no por real necesidad, presenta otra reforma tributaria.

Esos que hoy cuestionan al presidente, en especial los de izquierda y varios congresistas, apoyaron las iniciativas del gobierno Santos que en nombre de la paz generaron compromisos fiscales para el narco acuerdo con FARC de más de $125 billones sin tenerlos financiados. No les importó las circunstancias económicas del país, tampoco el desbordado crecimiento de la deuda externa durante ese gobierno de casi el 96% (39,6% del PIB); menos los cientos de billones dilapidados en corrupción para comprar favores y afectos a la paz. Apoyaron unos, otros votaron favorablemente, en 2016 una reforma tributaria (que aumentó el IVA del 16 al 19% y gravó algunos productos de la canasta familiar) en nombre de la paz. Cinismo nivel Santos de unos y otros, por un lado, exigen al gobierno cumplir el narco acuerdo, por otro, están en contra de la reforma tributaria que lo financia.

De esos que menciono resulta la tapa del cinismo cierto “periodista”, sobrino del narco expresidente Samper; hace un par de semanas en su canal de YouTube cuestionaba al presidente Duque por la reforma tributaria. Durante el gobierno Santos jamás cuestionó ni el derroche, ni la corrupción ni el alza de impuestos, la razón: Su esposa fue alta consejera del gobierno Santos y él mismo se benefició, como empleado de Publicaciones Semana, de los miles de millones que Santos entregó a ese grupo.

La memoria selectiva olvida que al inicio de su gobierno, Duque decidió no mirar atrás y no informó la complicada realidad de las finanzas públicas dejadas por Santos, evitando desconfianza en los mercados internacionales y Calificadoras de Riesgo con las consecuencias de ello. Desde el primer día y en especial en 2019, hizo grandes esfuerzos y definió estrategias para recuperar la economía del país y darle tranquilidad de los mercados internacionales, así lo logró. Para 2020 las perspectivas eran las mejores, llegó la pandemia y todo cambió con las nefastas consecuencias ya conocidas que hacen la necesidad de buscar financiamiento para los planes implementados en ella.

Mientras Santos dilapidó billones en mermelada y corrupción y subió impuestos (incluido el IVA) sin sustento, Duque ha tenido que afrontar necesidades fiscales para cubrir el déficit del gobierno anterior e incluso financiar proyectos de las obras 4 G que se pararon por falta de recursos, atender la mayor demanda de dinero para apoyar a los afectados (personas naturales y jurídicas) de la pandemia. Imaginen qué habría sido de Colombia en medio de las dificultades por los millones de empleos formales perdidos, los millones de colombianos en informalidad que no pudieron salir a ganarse el sustento diario. ¿Cómo habrían sido las cosas si no existen esos subsidios y auxilios que muchos cuestionan? Sin duda alguna habría sido una bomba social que explotaría el señor de la Bolsa. Personalmente considero que no deben ser permanentes, por ahora se requieren; tanto personas naturales como jurídicas necesitan el apoyo estatal y eso se debe financiar. Organismos internacionales reconocen el manejo del gobierno de la pandemia en temas económicos y de salud.  

Es claro que se necesitan los recursos de la nueva reforma tributaria, razones de peso la sustentan; tener en cuenta que el grueso del recaudo sería en 2023, cuando Duque habrá terminado. De ser otro, como hizo Santos, dejaría la solución de fondo al siguiente gobierno y se evita todo este desgaste. Él prefiere dejar en mejores condiciones las finanzas públicas para que inversionistas extranjeros y Calificadoras de Riesgo no pierdan la confianza que se requiere en estos momentos con las graves consecuencias que ello tendría para el país (mayor costo, pérdida fuentes financiación).

Lastimosamente, con el articulado de la reforma nuevamente personas naturales y clase media son los más afectados; habrían más contribuyentes y subirían tasas de impuestos para ambos. Igual que en las dos últimas tributarias de Santos, estos grupos recibirán el mayor peso del recaudo esperado. También hay disminución de la base de ingresos exentos (pasaría del 40 al 25%) y se eliminarían beneficios para ahorros en cuentas AFC y aportes voluntarios en fondos privados de pensiones. Adicionalmente, la clase media pocos o ningún subsidio directos recibe; por donde se mire, pierde.

Para los que piden ahorros y reducción del Estado, el articulado contempla facultades especiales al presidente para reestructurarlo (un poco tarde, en mi concepto debió pedirlas ante; recuerdo que el Representante Oscar Dario Perez decía que en 2019 se las negaron) y reducir su enorme costo, ojalá las aprueben. También se pueden mejorar los ingresos del Erario con la venta de ISA a ECOPETROL, manteniendo la propiedad de la primera y logrando una importante suma de dinero al erario. Por otro lado, los mayores precios del barril de petróleo generaran ingresos adicionales. Esos ingresos adicionales pueden disminuir la presión. En conclusión, una reforma justificada que muchos rechazamos; el congreso tiene la última palabra, ojalá actúen con mesura en beneficio de Colombia.

EL COLMO 1: A propósito, esos que cuestionan el tamaño y gastos del congreso, ¿cuántas planillas de firmas del referendo de Herbin Hoyos (QEPD) que planteaba su reducción, recogieron? ¿Habrán votado a favor de la reducción del congreso el referendo del presidente Uribe de 2003? NO HAY DERECHO.

EL COLMO 2: En medio de esta difícil situación económica y de pandemia, la izquierda convoca a paro nacional el próximo 28 de abril; por supuesto FECODE, quienes siguen recibiendo sin ningún esfuerzo sus salarios del erario, lo apoyan. NO HAY DERECHO.

EL COLMO 3: Nayibe sigue dando tumbos como alcaldesa de Bogota, insiste en cuarentenas los fines de semana afectando mayoritariamente al comercio que tanto se ha golpeado en esta pandemia, mucho mas grave sabiendo que el desempleo en la capital supera el 20%. NO HAY DERECHO.

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