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¡Pero que desorden en cabeza del mismísimo primer twittero de la nación! Por: Ex Magistrada María Patricia Ariza-Velasco

Es de conocimiento práctico que cuando hay desorden mental, este se refleja en los actos de la vida cotidiana y por supuesto en el cumplimiento de las rutinas diarias y en ellas de quienes cumplen funciones públicas. Los salarios de estos últimos provienen del erario público, el cual a su vez se alimenta de las contribuciones de todos los colombianos y extranjeros residentes, incluso los de paso que deben pagar al menos unos impuestos indirectos. De ahí deviene el deber moral de actuar con decoro, de conformidad a las reglas propias de cada cargo, definidas en la Constitución Política, leyes o reglamentos, según el caso, pero, al fin y al cabo, con deberes y prohibiciones expresamente definidas, de las cuales deben dar cuenta ante las autoridades disciplinarias y ante las jurisdicciones correspondientes dependiendo de la naturaleza del empleo público. No se abstrae ni siquiera el primer twittero de la nación, así se sienta como emperador del país de las bananas, a quien el traje de primer mandatario sin duda alguna ha demostrado durante nueve meses que, le queda muy grande, quien dementemente se considera el mesías, no solo de Colombia, del mundo entero, porque le quedaron pequeñas sus ambiciones en nuestro territorio.

El lío de Laura Sarabia en  el uso del polígrafo oficial, en un edificio público, usado por funcionarios públicos cuyos nombres aún se desconocen, quienes cumplieron órdenes de la antes mencionada, podrían haberse negado a hacerlo, pues la Constitución Política los amparaba, toda vez que el artículo 91 dispone en su primer inciso: En caso de infracción manifiesta de un precepto constitucional en detrimento de alguna persona, el mandato superior no exime de responsabilidad al agente que lo ejecuta”. La irregularidad a todas luces, se producía por abuso de funciones públicas, no solo de conformidad con derechos fundamentales, tales como la libertad y el debido proceso, porque la señora de marras no ostenta dentro de sus funciones, disponer de manera libre el uso de ese procedimiento, ni tampoco mediaba orden de autoridad competente, según lo informan los medios utilizados por los periodistas. También se produjo el evidente desconocimiento de la Convención Americana de DDHH y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

Pero el escándalo está revistiendo mayores connotaciones, frente a los cuales los colombianos que conocen del respeto a la Constitución Política, los instrumentos internacionales en materia de Derechos Humanos y la ley, esperan respuestas y que no se diluya el tema, como suele suceder con todo aquello que tiene el toque de los progres. Si, que no pase de ser otro escándalo, sin mayores consecuencias, sin sanciones de ninguna naturaleza, porque es reemplazado por otro escándalo de igual categoría o mayor. No perdamos la esperanza, porque parodiando el dicho de que la ley es para los de ruana, acá se puede afirmar que la “ley es para los que no son progres”, a quienes imponen que deben guardar silencio por carencia de resultados visibles, aumentando la desesperanza y la poca credibilidad en los órganos de control y en la jurisdicción penal y contencioso administrativa. Al lío se le suma que, al parecer, toca decir “al parecer”, la señora de marras no tenía afiliada en seguridad social a su empleada doméstica, situación que al menos disciplinariamente se agrava, pues en calidad de funcionaria pública, así sea la jefe de gabinete, le obliga a cumplir con mayor rigor las normas internas.

Ahora aparece en el tablado, en la escena en la que siempre fungirá como director el gran tramoyero, inquilino de la casa de gobierno nacional, otro personaje siempre rodeado de escándalos y premiado con cargos burocráticos, don Benedetti. Los  áulicos  del primer twittero siguen sus pasos, propio de las sectas de fanáticos al seguir los líderes que los llevan al despeñadero, pero lo grave son las incidencias públicas, las consecuencias para los colombianos en general. El pomposo embajador Benedetti lo implican una serie de hechos también de dudosa catadura, quien además al parecer, viaja “como Pedro por su casa”, usando avionetas privadas con amplio margen de disponibilidad, desconociéndose el origen específico de quien o quienes patrocinan los vuelos ida y vuelta a Venezuela, en donde la mujer víctima del polígrafo también fue usuaria de uno de tales recorridos.  Benedetti, además de periplo por los Estados Unidos cuando estalló el escándalo protagonizado por Laura Sarabia, no contó con el permiso de la cancillería para irse de periplo internacional, según trasciende en las noticias de hoy. Comportamiento propio de mafioso estos viajecitos frecuentes en avionetas, o sino que lo recordemos en nuestra historia actual y reciente.

La aparición en escena de Benedetti que jamás ha estado alejado de los escándalos públicos y privados, no causa sorpresa, por el contrario, es una prueba más en torno a ese desorden o caos que ha mostrado “el gobierno del cambio”, conducido por el primer twittero de la nación, rodeado de ineptos, además de desconocedores del orden jurídico interno. Así, existe una constante que permea todos esos hechos, los dineros de dudoso proceder que se hacen públicos en términos de publicidad, tal como aconteció con el recibido en unas bolsas negras, al igual que aquellos que entraron a la campaña, los que recibió el hijo de Petro en campaña y  aquellos que no fueron declarados y se destinaron para el pago de testigos en la primera vuelta, sumando ahora los ciento cincuenta millones que al parecer fue la suma hurtada a la jefe de gabinete.

Todo lo que ocurre alrededor de las actuaciones y omisiones de Petro siempre tiene sombras muy negras, lo cual imitan fielmente sus seguidores más cercanos, al mejor estilo sectario, siendo observado no solo por los colombianos, también por gracia de la internet, por la comunidad internacional.

Su vice dice en torno a sus despilfarros cuestionados ampliamente, sus incoherencias que,  es por “ser negra”, no señora, por ese hecho es que resulta seleccionada para ser la fórmula vicepresidencial, porque la cantidad de votos que sacó fue por ese motivo, ya que equivocadamente se difundió la especie, de votar por “la negrita”, para hacerle contrapeso al antes mencionado, cuando sucedió la consulta entre los progres y elegir su candidato oficial, que motivó reacciones y advertencias por cuentas de Jorge Robledo y  Carlos Lucio que bien conocían por la cercanía la catadura moral y ética de quien desgobierna hoy a Colombia. Pero el fanatismo ideológico y los cantos de sirena de promesas irrealizables además de desquiciadas, impidió escuchar sus cuestionamientos.

El caos y en cabeza de la afrodescendiente que fue a reconocer sus orígenes étnicos en África, desde sus primeras intervenciones públicas como cabeza del ejecutivo nacional, es deplorable, demostró falencias graves desde el Derecho como disciplina, pues se reputa abogada de una universidad del Valle del Cauca, así como serias dificultades en el uso del español correcto que se espera de un profesional.  Como afirma Pablo Victoria, en un video que circula en redes, demuestra ignorancia analfabetismo funcional y constitucional.

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