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Mi salida del Centro Democrático, la lucha de la derecha y la democracia irá por otros rumbos. ¡Fuerza Cabal!. Por: Carrillo Navas

“Ser valiente no significa no tener miedo, sólo que decidiste ser algo más importante que tu miedo”

La ventaja de no pertenecer a roscas, élites o salas de cocinas de chismes que se han convertido el WhatsApp o los spaces en twitter, es que uno puede tomar decisiones decisivas con el coraje ante la adversidad, el sacrificio de pensar en otros y levantar un nuevo estandarte en nombre de la democracia y la libertad.

Duré 4 años como miembro del partido por apoyar las directrices y designios de la derecha, llevar las consignas de Dios, Patria y Familia, además de decir que la #LaBanderaSerespeta, todo ello el Partido el Centro Democrático ya no lo representa, más pudieron los oportunismos y los importaculismos, el buscar contrato y el protagonismo, donde claramente ya no se respeta la opinión del contrario, ni la posibilidad de disentir y hasta pretenden convertir el derecho de renunciar a la colectividad en un pecado o cisma, siempre de la mano de fanáticos y sectarios, que equivocan lealtad como sumisión.

Uno debe tener una coherencia moral y filosófica, para tomar este tipo de decisiones y la gota que derramó el vaso fue las severas inconsistencias en la elección del candidato único, de una encuesta con el manto de duda y de una militancia que por lejos prefería a la Dra. María Fernanda Cabal, distinto a los designios de una bancada, una élite que desconoce al pueblo, así de sencillo. ¿Para qué querían una encuesta para elegir un candidato, si ya tenían su elector, por encima de la militancia y los colombianos? “Si un político no se unta, no huele a pueblo, es que nunca ha sido parte de él” LGCN

El Centro Democrático absorbió los mismos vicios que en su momento tenía el Partido de la U, que apoyó al Gran Colombiano y que se llevó Santos, Benedetti y Barreras: (i) Ser la colcha de retazos y el escampadero de todo y de todos, no niego que una colectividad debe ser pluralista, pero pregunto ¿al precio de sacrificar sus principios y desconocer las bases?; (ii) Un lugar donde se otorgó avales como feria en las elecciones regionales sin siquiera tener en cuenta los antecedentes de personas nada cercanas a la derecha y  aún recuerdo a Charo Guerra diciendo todo lo que se ganó, ¡claro! perdiendo Bogotá, Medellín y Cali, ahora ciudades sumidas en el caos y la desgracia y (iii) Un colectivo en el cual hay estratos altos que desconocen a las bases, las personas de a pie, el militante, pero que demostró que sólo le sirven para elecciones y franca contradicción una bancada Zuluaguista que llega por los votos uribistas de la mayoría que apoyan a Cabal. ¡Qué ironía!

Me voy tranquilo, pues creo que será la primera y última vez que juro lealtad a un partido político, no pretendo irme con otras fuerzas que alegan ser de derecha en esta política tan dinámica, porque no soy de los que salen corriendo a apoyar Fico Gutiérrez, Enrique Peñalosa o Char, tampoco, de los que esperan qué pasará con el Movimiento de Salvación Nacional, Oxigeno Liberal o el Coronel Mejía o todos esos nombres pomposos de Coaliciones que pienso sinceramente venden más humo que propuestas, velan más por sus intereses personales que preocuparse por la educación, la alimentación, la salud, el trabajo de mis conciudadanos.

Por obvias razones no apoyaré nada la izquierda, no haré lo que hizo alguien por ahí, que en tres actos acabó una revocatoria del mandato contra Claudia López en Bogotá, renunció al Centro Democrático y se enlistó en el Pacto Histórico. Tal como lo dijo Churchill “Se puede cambiar de partido por cuestiones de principios, pero no de principios por cuestiones de partido”

Siendo un hombre de poca fe, soy optimista, pues las fuerzas de izquierda y derecha para las elecciones de 2022 se tendrán que recomponer, pero sabiendo lo que pasó con la Dra. María Fernanda Cabal, me demostró que la derecha no se encuentra en un partido, ni en un carnet, ni en lo que te digan unos influencers con atributos de actor o actriz, o físicos, menos que te aseguren que son íntimos de Álvaro Uribe Vélez, que resultan más uribistas que el mismo Uribe o estar a la derecha del expresidente. Ser de derecha, demócrata, creyente, ganarse el pan diario, una propiedad privada con el sudor de la frente, es con trabajo, valores y principios, ser de derecha está en ustedes mismos.

La lucha por la democracia resurge con más fieros, por otros rumbos, sin ataduras o exigencias de partidos que quemaron su mejor carta, por no respetar la militancia, no hay ningún resentimiento por el que se va, o el que se queda, todos estamos en el mismo barco.

Recuerden estas palabras colombianas a modo de conclusión “El destino es irónico coloca la fe, a la desesperación y la valentía, por el mismo camino” LGCN, porque La batalla contra la siniestra no ha terminado, independiente de lo que piense Petro y su combo. “La derecha no ha caído, esta lucha para evitar que este país sucumba igual que Venezuela, Cuba o Nicaragua no ha terminado y aún no se ha aniquilado la luz del último colombiano.

 

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