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Lo importante no es el regalo sino el detalle, recordemos a los niños, las madres, los ancianos y a los que ya no están. Por: Carrillo Navas

“La satisfacción personal de ayudar a otros no cuesta nada y deja una huella imborrable de valor incalculable para la posteridad” LGCN

Lo bueno de criarse en una familia humilde, es que aprecias lo poco que tienes, pues no se lo has robado ni quitado a nadie, que esa propiedad privada, esos logros personales y profesionales con capacitación, iniciativa y esfuerzo, hace que valores un plato de sopa, una chicha, un guarapo, una changua como bocado de cardenal. “Llena más el alma el plato de comida que te brinda el pobre, con lo poco que tiene, al rico que lo dona por quedar bien o porque le sobra.” LGCN

Pero en estas celebraciones de fin de año debemos recordar que hay personas que no tienen las mejores condiciones, que te recuerdan a muchos lo que fuiste, que llena más el alma ver la sonrisa en otros, que cualquier cosa material que puedas tener, lucir o alardear.

Invito, conmino y exhorto a que cada uno de ustedes que lean esta columna no solamente la compartan, sino que dejen por un momento de pensar en solo ustedes y devuelvan algo a los demás, hay héroes anónimos allá fuera que te cuidan tu espalda, policías, militares y personal de emergencia y de salud, otros que guardan tu hogar, pero hay grupos de personas que merecen que no los olvides, sino que siempre deberías estar ahí, es más que recordar:

Los niños y niñas que recuerdan nuestra infancia: Hay pelaos y niñas que por las circunstancias no tienen unos buenos zapatos, o una ropa decente, un plato de comida y menos un juguete que les haga volar su imaginación, sea por culpa de la suerte el destino, muchos de nuestros menores viven su infancia en el más completo olvido, todos fuimos niños alguna vez y pasó tan rápido, que extrañamos serlo otra vez, que tal si pudiéramos devolver con un detalle por pequeño que sea la alegría a aquellos que poco o nada tienen.

Nuestras madres y padres: Independiente de la interacción social o familiar que tengamos, no salgamos a darle la batería de cocina o el juego de sala, ellas merecen más nuestra presencia que la ausencia, no culpemos al exceso de trabajo, ellas que tanto se jodieron para criarnos, entendernos, abrazarnos y ser nuestro paño de lágrimas, hasta ser el refugio de los momentos tristes o malos, merecen homenaje tras homenaje y más si la tienen viva; yo no tengo ese orgullo, un cáncer se la llevó en 56 días, por eso no vivan en contrariedades, ni soberbias pendejas, promesas de políticos y arrogancias inútiles. No sabes si la siguiente navidad ella pueda estar.

Los ancianos: Ellos mal o bien hicieron este país, trabajaron y forjaron mucho de lo que actualmente disfrutas y más que un plato de comida, ellos prefieren una compañía, compartir su experiencia, hacer sostenible los años que viven en soledad, pero no olviden son el mejor reflejo de lo que seremos, porque de las arrugas, las canas y la vejez inexorablemente de eso nadie puede escapar.

Los que ya no están o los que fallecieron: Esta pandemia como nunca nos deshumanizó porque vimos fallecer a miles, el covid 19 o coronavirus le hizo competencia de tú a tú al cáncer, los problemas cardiacos y hasta los accidente de tránsito; y muchos de nosotros no comprendemos lo que hemos perdido, la muerte no la tomemos a la ligera, porque cada fallecido tenía algo importante que darnos y compartirnos,  su partida deja vacíos unos buenos o malos, recordémoslos por siempre para que su memoria no vaya al olvido.

La conclusión, pone lágrimas en los ojos, porque cada vez que veo al niño mal vestido, sin zapatos, sin regalos me acuerda a alguien, cuando observo a las madres de otros que ni siquiera la llaman o abrazan, cuando la violencia por culpa del alcohol me impacta, pienso en alguien, cuando veo las canas solitarias y las arrugas en la calle y sus pasos cada vez más lentos, recuerdo a alguien y la tranquilidad de muchos contrasta con lo que ves en televisión en otros lugares.

¡Por qué no, en estas celebraciones de fin de año que se avecinan!, le sacamos una alegría a un niño o niña, le brindamos un abrazo del oso a nuestras madres y padres, le damos compañía a unos huesos cansados, por qué no, recordamos por un día de los 365 o 366 días de cada año a aquellos olvidados, marginados o fallecidos, igual lo que hagamos hoy resonará en nuestra alma y créame a nuestros hijos y familiares tendremos más que una anécdota que contar, tendremos un logro muy personal. recuerden “Más que el regalo, lo importante es el detalle” LGCN

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