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La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón: Sofía Gaviria le recuerda a Cecilia Orozco

Por: Sofía Gaviria Correa
Senadora de la Républica
¿Qué es ser una liberal de verdad?
sofia-gaviria-wayuuEn la columna “La hipocresía de Viviane Morales” (El Espectador, 10 de mayo de 2017), Cecilia Orozco Tascón continúa con la campaña de difamación que ha emprendido en mi contra desde el año 2014, que la ha llevado a, siempre sin fundamento,  pedir, en la prensa impresa y en la televisión, que se me señale de “no liberal”, con lo cual ha mostrado que su periodismo pasó de ser profesional a absolutamente visceral.
En el texto en mención, busca descalificarme acudiendo no a la fuerza de los argumentos, que tiene que ser el arma de un columnista, sino al uso de epítetos degradantes machistas como el de “fiera” y “ejemplar”.  Pero yo, convencida del poder de la razón y confiando, como siempre, en el sentido común, que tanta falta hace en la Colombia actual, respondo a sus improperios con la esencia dialéctica que me caracteriza, propia del más puro pensamiento liberal, del que Orozco claramente carece.
sofia-gaviria-3-copiaAl situarme en el contexto de la columna de marras, la periodista busca cuestionar mi compromiso con las minorías del país.  A esto solo puedo responder con la frase de Jesucristo: “Por sus obras los conoceréis”.  Y mis obras, durante los casi tres años que llevo en el Senado, muestran que he sido la congresista liberal más comprometida con nuestras minorías.  Valga mencionar algunas de mis actividades al respecto:
– He viajado personalmente a los departamentos de La Guajira, Chocó, Valle del Cauca, Putumayo, Norte de Santander, Arauca, Vichada, Guainía, Guaviare, Amazonas, Meta, Caquetá y Vaupés, para hacer veeduría y buscar soluciones a la situación crítica de nuestros afros e indígenas y he asumido en el parlamento la vocería de las urgentes necesidades de los departamentos de mayoría indígena que no cuentan con representación en el Senado.
–    Fui la primera congresista en denunciar el drama de las muertes por desnutrición de niños indígenas en el país (por causa de la negligencia de un gobierno que se hace llamar “liberal” y que la emotiva columnista defiende sin ninguna objetividad), he realizado permanente seguimiento al mismo y he logrado que esta tragedia sea incluida en la agenda de los medios.
– He gestionado y dirigido diez brigadas de salud con niños y madres lactantes Wayuu del departamento de La Guajira, en las cuales fueron atendidas más de 7.600 personas.
–    Así mismo, he planeado y conseguido los recursos para la realización de cinco brigadas, con afros en indígenas, en el departamento del Chocó, en las cuales han recibido evaluación y atención médica 3.050 personas.
–    Asumí los gastos necesarios para desplazarme a las ciudades de París y Quito, buscando reuniones con la Unesco, para garantizar la protección del patrimonio cultural de nuestros pueblos indígenas.
-También, de mi propio bolsillo, me desplacé a Washington para protestar, ante congresistas estadounidenses y entidades internacionales, por el incumplimiento de este gobierno (que ante los ojos equivocados de la periodista parece “liberal”) de las medidas cautelares dictadas por la CIDH para proteger a los niños y madres lactantes wayuu.
–    Fui miembro de la comisión del senado que logró levantar el paro campesino e indígena que tuvo que enfrentar el país en el mes de junio del 2015 y que la intransigencia de los ministros Cristo e Iragorri habían consolidado.
– Apoyé la inclusión de propuestas para el desarrollo de los afrocolombianos, en el Plan Nacional de Desarrollo.
– He abogado públicamente por que las minorías del país tengan en la función pública representación proporcional a su porcentaje en la población.
–  En cuanto a las minorías religiosas, presidí, como cabeza de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, dos audiencias con cristianos, judíos, musulmanes y líderes religiosos indígenas víctimas del conflicto y desarrollamos una capacitación a 300 líderes religiosos del país, sobre derechos humanos de las minorías, con énfasis en libertad de cultos.
– Fui coautora del proyecto de Ley Estatutaria 20 de 2015, por medio del cual se regula el derecho fundamental a la objeción de conciencia, para proteger la libertad de pensamiento.
– En relación con nuestros colombianos con capacidades diferentes, fui coautora del proyecto de Ley 149 de 2015, con el objeto de incluir a las madres cabeza de hogar con hijos en situación de discapacidad, de los estratos 1 y 2, como grupo poblacional beneficiario de los subsidios de vivienda en especie, estipulados en la Ley 1537 de 2012.
– Fui ponente del Proyecto de Ley número 134 de 2013 “Por la cual se implementa una acción afirmativa que garantiza la estabilidad laboral reforzada a servidores públicos en estado de discapacidad”.
Y, en cuanto a la equidad entre los sexos, bandera del Liberalismo y tema por el que la periodista Orozco afirma preocuparse tanto (al tiempo que me lanza insultos sexistas), me siento satisfecha de haber luchado sin descanso. Entre mis gestiones al respecto, podemos mencionar las siguientes:
– Propuse, en la Reforma de Equilibrio de Poderes, el establecimiento del modelo de lista cremallera, en las listas electorales, en pos de la equidad, alternancia y paridad entre los sexos. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, hizo que se cayera, pero ahora hace pasar como suyos los puntos que propuse, en la Reforma Política.
– He sido coautora de los proyectos de Ley 83 del 2015 y 31 de 2016, por medio de los cuales se ha buscado regular los principios de paridad, alternancia y universalidad contemplados en la Constitución Política y se modifican la Ley Estatutaria 1475 de 2011 y la Ley 130 de 1994, para la consecución efectiva de la igualdad real en la representación política de las mujeres.
– Soy coautora del proyecto de Ley 251 del 2017 “Por medio de la cual se establecen mecanismos para la atención y fomento de educación de las mujeres cabeza de familia, víctimas del conflicto armado, de sus hijos y de las mujeres rurales”.
– Soy coautora del proyecto de Ley 94 del 2016 “Por medio de la cual se prohíbe la práctica de la prueba de embarazo como requisito laboral”, para facilitar la igualdad laboral entre los sexos.
– Fui ponente del Proyecto de Ley 186 de 2016, de “Salas amigas de la familia lactante”.
– Propuse, en la Comisión Séptima, medidas y campañas para contrarrestar la imposición de modelos de belleza y de estética que generan inseguridad y falta de autoestima en nuestras mujeres.
– Clamé, ante la secretaria general adjunta de la ONU y directora mundial de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, por la defensa de los derechos de las mujeres y su empoderamiento en la política colombiana.
– Puse en marcha la estrategia “1.123 nuevas concejalas”, para que, en las pasadas elecciones, se eligiera al menos una mujer adicional en cada concejo municipal del país.
– Gracias a mi trabajo por la defensa de los derechos de las mujeres, en abril del año pasado, fui nombrada, en representación de la Región de Países Andinos, como miembro del Comité Ejecutivo (junta directiva) de la Red de Mujeres Parlamentarias de las Américas.  No se pudo hacer efectivo el nombramiento, pues la presidencia de entonces del Senado de la República no me autorizó a viajar a Puerto Rico para tomar posesión de tal dignidad.
– Defendí, en debate de control político en la Comisión Séptima del Senado, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su autonomía reproductiva.
– Representé a Colombia en el Encuentro Parlamentario de Mujeres realizado en la Ciudad de Panamá, en septiembre de 2014, en el cual fue tema central la interrupción voluntaria del embarazo.
– Con el senador del Polo Democrático Alexander López, he sido una de las mayores defensoras de las madres comunitarias en el Congreso.  Contribuí a la aprobación del proyecto de Ley por medio del cual se garantizaban sus derechos laborales, posteriormente objetado por el Gobierno que a Orozco parece tan “liberal”.  Asimismo, fui mediadora para la resolución del paro llevado a cabo por estas madres, siempre buscando la protección de sus derechos y, sobre todo, la de los cientos de miles de niños colombianos que ellas, con tanto amor, han cuidado por decenios.
– He sido la mayor abanderada en el Congreso de los derechos de las mujeres víctimas del conflicto y he denunciado sin cesar la dimensión del abuso sexual por estas sufrido.
Estas realizaciones son sólo algunas de las relacionadas con las materias en mención.  Larga es la lista de mis gestiones concernientes a las demás prioridades ideológicas del Liberalismo.
La columnista duda de mi condición de liberal.  Quiero decirle que, como codirectora nacional que soy del Partido Liberal desde 2014, mi gran batalla ha sido por que haya reglas justas y democráticas para la concesión de los avales del partido, en los cuales se tenga en cuenta, sobre todo, la ética, la transparencia y la trayectoria de servicio de los candidatos.
Soy una liberal fiel al verdadero ideario del partido y mi convicción liberal no depende de sobornos burocráticos ni del manoteo de varones machistas “liberales”, como el ministro Cristo, que han tratado de callar mi voz dentro de la colectividad. Por ello, he buscado reencauzar el partido hacia los principios originales del Liberalismo y destacar la vida, la obra y el pensamiento de los mayores líderes de nuestra colectividad. Así, impulsé un homenaje al pensamiento y la historia del Partido Liberal y de sus mayores ideólogos y empresarios, que tuvo lugar en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, en Bogotá, el 14 de abril del año pasado, y realicé un homenaje multitudinario en Plaza Mayor Medellín al pensamiento y la historia del Partido Liberal y de sus mayores ideólogos.
En mi campaña por la recuperación del legado histórico e ideológico que debe enorgullecernos a todos los liberales, logré que, en el Partido Liberal, se le rindiera tributo a Rafael Uribe Uribe, a través de la creación de la medalla “Rafael Uribe Uribe”, con la cual, de ahora en adelante, serán honrados los liberales más excelsos. Además, propuse y organicé la gran conmemoración, en el Capitolio Nacional, del centenario del magnicidio de este insigne militar, jurista, periodista, académico, gramático, diplomático y parlamentario liberal.  Logré que el Salón Amarillo del Senado sea bautizado con el nombre de Rafael Uribe Uribe, que se aprobara que una placa conmemorativa fuera fijada en el Capitolio Nacional y que le fuera concedida de manera póstuma la Orden del Congreso de la República, en su más alto grado, a este prohombre de Colombia y del Partido Liberal.
Conseguí también que el recinto de la Comisión V del Senado llevara el nombre del gran escritor, ideológo y exministro liberal Otto Morales Benítez y que fuera aprobado en la plenaria del Senado que el Canal del Congreso produjera un documental sobre la vida y la obra del gran historiador liberal Jaime Jaramillo Uribe.
De esos mismos principios del ideario de los fundadores y los grandes pensadores del Partido Liberal he asumido defensa férrea en el Senado, a través de mi tarea legislativa, el trabajo de control político que he realizado y las audiencias y reuniones con la comunidad que he desarrollado.
Contrario a la “dirigencia liberal” que, según el delirio de la columnista, debería sancionarme a mí, que soy la más liberal del partido, por, supuestamente, “no ser liberal”, mi voto ha sido siempre coherente con los valores liberales, mientras que el de esa dirigencia se ha dirigido con frecuencia a la vulneración de los mismos.
Muestras claras de la inconsecuencia y el despiste de esos dirigentes en cuato a la doctrina liberal, frente a mi coherencia son casos como los siguientes:
–           Cuando, en defensa de los principios liberales de protección del patrimonio público, del medioambiente y de la soberanía nacional,  invité al Partido Liberal a abandonar la Unidad Nacional, y a todos los ministros liberales a renunciar en bloque, si el Gobierno continuaba con la subasta de Isagén, la mayoría de los “liberales” continuaron respaldando a ese gobierno.
–           Cuando, en esa misma ruta, tras demostrar el carácter injusto y totalmente nocivo para Colombia y los colombianos de la venta de Isagén,  propusimos sancionar al Ministro de Hacienda con moción de censura, el grueso de la bancada “liberal” en el Senado, encabezada por el doctor Horacio Serpa, votó a favor del ministro conservador y neoliberal.
–           Cuando, en defensa del principio liberal de bienestar para la clase trabajadora, nos opusimos a los exabruptos de una reforma tributaria regresiva y provechosa solo a las clases altas, los “liberales”, maldirigidos por Serpa votaron a favor de la reforma, especialmente del aumento del IVA al 19%.
–           Cuando, en aras de la equidad, propusimos un impuesto progresivo, donde los más ricos pagaran más y los más pobres, menos, esos mismos “liberales” votaron contra los más desfavorecidos.
–           Cuando, en pos de la defensa del principio liberal de la protección del patrimonio ambiental, impulsamos un alza de impuestos para la minería devastadora del medioambiente, los “liberales” dirigidos por Serpa votaron en contra.
–           Cuando, en defensa del principio máximo del Liberalismo de la protección de la libertad, propusimos la liberación de secuestrados y menores en manos de las Farc como requisitos previos para refrendar los acuerdos de La Habana, el bloque de los “liberales”, desorientados por el ministro Cristo, se opuso.
–           Cuando, apelando al principio liberal de defensa de los más vulnerables, presentamos más de 25 proposiciones para favorecer a las víctimas del conflicto, en el marco de la Jurisdicción Especial para la Paz, esa “dirigencia liberal” las descalificó pensando solamente en el chantaje mermelado de este gobierno.
–           Cuando, en defensa de los principios liberales de protección de la niñez, de lucha contra el hambre y de protección de las minorías, denunciamos la responsabilidad flagrante y criminal del Gobierno en la crisis de muertes de miles de niños indígenas colombianos por desnutrición, esos “liberales” insistieron en mantener apoyo irrestricto a ese Gobierno.
Mi trabajo legislativo, político y cívico y mi gestión como negociadora en los tres paros nacionales en los cuales mi mediación ha sido definitiva para su levantamiento, siempre han estado basados en mis profundas convicciones liberales.
No puedo permitirle a nadie darme lecciones de “liberalismo”, mucho menos a aquellos que hablan sesgados por la “mermelada” de la pauta publicitaria a los medios de los cuales son responsables.
Valga la pena recordarle a la columnista que, según Juan Pablo II: “La verdad y la solidaridad son dos elementos claves que permiten a los profesionales de los medios de comunicación convertirse en promotores de la paz”. Le exijo a la columnista que presente pruebas de mi supuesto “incumplimiento” a mis electores, pues su obtusa posición tiene que estar respaldada con hechos.  Con orgullo, creo que soy una de las congresistas que más le ha cumplido al pueblo y que más coherentemente ha defendido lo propuesto en campaña. Y seguiré en mi trabajo incansable por la defensa de las víctimas, por la solución del drama de la desnutrición en Colombia (a través de la Ley de Seguridad Alimentaria, que los “liberales” han permitido que sea hundida ya dos veces) y por la protección del patrimonio público (mediante la Ley Isagén, que hemos presentado) y desafío a la periodista y a quien a esto se oponga a insinuar siquiera que estas iniciativas atentan contra los principios liberales.
Seguramente, la columnista actúa guiada por la máxima del periodista y escritor británico Arnold Bennet, de que: “Los periodistas dicen algo que saben que no es verdad con la esperanza de que, si lo siguen diciendo, acabará siéndolo”. Sin embargo, por más que insista, Orozco no encontrará sustento para sus difamaciones. Porque, definitivamente, a diferencia del compromiso mermelado de la periodista con un Gobierno que va en contra de los principios liberales, mi compromiso es con la verdad.
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