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Ingrid Betancourt y Katherine Miranda son sólo decepciones. Por: Luis Gabriel Carrillo Navas

“Los políticos que usan el dolor ajeno para hacer política, es como si ellos mismos aplaudieran o fueran cómplices de los victimarios”

La verdad al observar estas mujeres que en principio deberían ser abanderadas del feminismo, referentes de la democracia, dignas representantes de su género, orgullo de los colombianos es sencillamente un sueño pasando a ser una cruel pesadilla, personas que confieso hace mucho años les tenía una dosis de aprecio, pero son sus propios actos las que convirtieron en desilusiones NO representan al país “En política no puedes cometer errores; sí los cometes los corriges y das ejemplo con tu propia existencia, ese es el precio a pagar” LGCN

Ingrid Betancourt la admiré por el sólo hecho de ser una de tantas víctimas que fue secuestrada por las FARC, 6 años y medio, lapso de vida que jamás se recuperará, que debió dejar huellas, alejada de la familia, de su gente, pero dicho esto, la actitud y declaraciones después de su secuestro no van conmigo, ni con el sentir de muchos colombianos, “Nadie puede exigir perdón sin justicia, pasar la página sin verdad, ni pretender el olvido sin reparación”. LGCN

Como abogado sé que ella tiene todo el derecho de demandar al Estado Colombiano por su secuestro, ¡es su derecho!, Pero una pregunta ¿las Farc no deberían pagar esos perjuicios por ello?¡claro! demandar al papá Estado es lo más chévere a la hora de cobrar, no más miren la ironía.

De otra parte, Ingrid resultó de la noche a la mañana, refugiada en Francia, exigiendo la indemnización por su secuestro, la salvadora que viene  a solucionar la crisis del país impulsado por la misma izquierda aliada de las Farc, que sólo pisa esa tierra cuando le conviene y en mi opinión, uno no tiene por qué reunirse con quienes le quitaron su libertad, le borraron parte de su vida, cuando no han pagado ni siquiera un día de cárcel por su secuestro, no merecen ni un abrazo con esos crápulas, cobardes, disolutos, cutres guerrilleros.

Sus ideales de Oxigeno Liberal se murieron en el monte, padece del síndrome de Estocolmo que de acuerdo al portal de internet www.tuotromedico.com es “El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.” Pues no hay mayor explicación, para que ella a las Farc se las denuncie o recuerde en Colombia o en el mundo lo que le hicieron; no sólo con ella sino a miles de secuestrados y pretenda pasar la página sin exigir ni una gota de justicia.

A mí no importa si la indemnizan por su secuestro, o se lanza a política o apoya a un político “X, Y, o Z”, o es desagradecida con el ex presidente que logró su liberación, o lo que haya hecho en su intimidad en el cautiverio, no soy quién para juzgar a la persona. Pero que su sentido de justicia, la lucha contra la corrupción, la defensa de las víctimas del conflicto armado especialmente las ocasionadas por las Farc no exista, deja mucho que desear, mi persona nunca le tendería la mano a unos victimarios, que tienen curules regaladas, que se venden como héroes cuando son genocidas y ahora pretenden con su pacto histórico llevar a Colombia a una dictadura de izquierda, le recuerdo Ingrid que su silencio e indiferencia cómplice con países que son dictaduras como Cuba, Venezuela o Nicaragua, me demuestra la clase de persona que es, reiterando es una opinión.

En la otra esquina, está la integrante de la Alianza Verde Katherine Miranda a la cual los medios de comunicación la ensalzan como la congresista más sexy de Colombia, una mujer puede ser bonita, atractiva, pero lo que importa en una dama son los argumentos y las ideas, no los shows o protagonismos.

“Los políticos que usan el dolor ajeno para hacer política, es como si ellos mismos aplaudieran o fueran cómplices de los victimarios” LGCN. No se trató del vídeo, la noticia que un ciudadano al cual decapitaron, fue el mensaje que envió como congresista a los ciudadanos, que responsabiliza a quien sea, de manera prematura, sin haber verificado los hechos, “La responsabilidad social de los políticos, es tal, que ellos no pueden señalar, aseverar y asegurar aquello que los ciudadanos con especulaciones indican desprevenidamente” LGCN. Dónde están las declaraciones de rechazo por ejemplo contra los homicidios y lesiones de los miembros de la fuerza pública, para la congresista Miranda eso no existe.

No es la primera vez que Katherine Miranda hace esos espectáculos, ni será la última para alardear como digna representante del partido de Claudia López y Angélica Lozano, es tal la responsabilidad social y política de los congresistas, que su obligación es buscar la concordia, el diálogo, el consenso, antes que incitar al odio, pues endilgar responsabilidades motivados por la emoción, la victimización o conmover y persuadir a la opinión pública, sin pruebas, para luego salir a pedir disculpas, ¡perdóneme por lo que dije!, congresista eso debe tener consecuencias. Los congresistas pueden equivocarse todo lo que quieran, pero no pueden olvidar que su responsabilidad no es sólo social, sino legal, ellos no pueden escudarse en que el peca y reza empata, no ven que son representantes del pueblo.

Una cosa es apoyar a un comité de paro y otra consentir la violencia, la agresión, el saqueo; una  cosa es defender su postura política y no estar de acuerdo con el gobierno de turno y otra muy distinta es incitar la confrontación, la conflictividad y la desinformación; una cosa es ser congresista y utilizar su cargo, sus redes y medios de comunicación, para vender un hecho sin tener todos los elementos de juicio a fin de decir de manera descarada, explícita o tácita que estamos en dictadura, o que el gobierno es responsable de todo, pero enterrando la verdad cuando los mismos hechos la desbordan o peor la refutan.

La conclusión es sencilla dos mujeres distintas que deberían ser faros para la justicia, la concordia, la búsqueda de la verdad, pero al final no lo son. Ingrid Betancourt y Katherine Miranda sólo son decepciones. Lo bueno es que existen otras mujeres sin importar la ideología o la creencia que representan dignamente a la mujer colombiana que les duele este país, que luchan y defiendan los derechos de todos, que representan a todas esas damas, que están allá afuera luchando por una oportunidad de ser escuchadas y reconocidas como tal, esas mismas mujeres que a me enseñaron valores, principios y honestidad.

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