COLUMNISTAS

La beligerancia es el reconocimiento que hace el Estado Agredido al agresor, de su incapacidad de someter sus contradictores levantados en armas, de su absoluta incapacidad para hacer valer constitucionalmente la Majestad y El Estado de Derecho que debe imperar en la Republica.

El reconocimiento de beligerancia eleva agresores a sujetos de Derecho Internacional Público, (“leyes de la guerra, o el derecho internacional humanitario (tal como se lo conoce formalmente) son un conjunto de normas internacionales que establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer durante un conflicto armado”).

El estatus de Beligerante se le reconoce a los Estados o Grupos levantados en armas contra el Estado que les reconoce como Rebeldes o Insurgentes. Rebeldes, dominan una porción del territorio de hecho y derecho, que les permita planear y ejecutar ataques sostenidos contra el Estado del que desconocen su institucionalidad.

Los Rebeldes estructuralmente no aceptan la existencia del Estado de Derecho del Estado contra el que se levantan, desconocen y buscan reemplazar toda la institucionalidad instalada en el territorio, llegando a cambiar las representaciones del poder público, jurisdiccional, administrativo y legislativo. Su reconocimiento lleva en términos prácticos, a la existencia de un ParaEstado que el legítimo Estado se encuentra en incapacidad de controlar.

El Insurgente a diferencia del Rebelde, no domina territorio para mantener ataques sostenidos, ellos están levantados en armas sin la capacidad de someter total, parcial, permanente o temporal la majestad del estado contra el cual luchan.

El reconocimiento como actores del Derecho Público Internacional, fue uno de los elementos claves que jamás se aceptó en los gobiernos del doctor, Álvaro Uribe Vélez, por las implicaciones que tiene en el ordenamiento internacional. Ni más, ni menos, les pone en igualdad de condiciones al Estado agredido con los agresores Beligerantes reconocidos, les considera sujetos de derecho internacional, con la clarísima posibilidad de ser reconocido por cualquier país que hace parte de la comunidad internacional.

Entre nosotros hemos tenidos estas experiencias, el gobierno de Santos, reconoció a las Farc  para adelantar las negociaciones de paz que condujeron a los Acuerdos del Teatro Colón o Acuerdos Habaneros que terminaron llevando a convertirse en partido político, hoy comunes y,  gozar de participación política gratuita en el Congreso de Colombia, junto a otras prebendas no menores que les fueron concedidas en aras de mantenerlos en la mesa y lograr “La anhelada Paz”, que termina siendo un fiasco, al no lograr compendiar en ella la mayoría de los operadores violentos de aquel grupo, hoy en el territorio colombiano existen tantos o más opositores levantados en armas que al inicio de aquellas negociaciones.

Con la llegada del “Gobierno Del Cambio” a cuya cabeza está el hoy Presidente Gustavo Petro, se abren las Negociaciones con el grupo armado ELN, bajo el principio de la “Paz Total”. Para darle mayor alcance y soporte de manera unilateral deciden hacerles el reconocimiento como Rebeldes (Beligerantes). Permitiéndoles reconocimiento internacional y hacerse considerar sujetos de Derecho Internacional con la posibilidad de que un Estado afín ideológico les extienda el reconocimiento que ya entrego el Estado Colombiano.

En el ejercicio de ese reconocimiento como beligerantes rebeldes, hemos asistido a los últimos acontecimientos violentos contra nuestras fuerzas armadas, escuchado por medios masivos de comunicación a directores de acción comunal reconociéndoles autoridad y mando jurisdiccional, administrativo y legislativo en áreas donde operan comportándose como un Estado dentro de la Republica de Colombia. Guerrilleros disparándole a helicópteros que transitan por territorios que consideran su dominio, seguramente so pretexto de invasión se espacio aéreo.

Lo peor y extraño de todo a lo que la nación colombiana viene asistiendo, es que se trata de un grupo político violento afín en sus ideas políticas con quienes hoy tienen en sus manos la ejecución y protección de la Majestad del Estado y el Estado de Derecho.

@lacoutu