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Eln, nuevas mentiras. Por: Eduardo Mackenzie

El Tiempo, en sana competencia con la revista Semana (o, mejor, la nueva Semana) reveló este 7 de febrero que las autoridades habían interceptado un mensaje en clave y de circulación interna –y redactado por los jefes del movimiento narco-terrorista ELN que se esconden en Cuba–. Según el citado matutino, ese “memorando” aduce que hay “una clara fractura en la organización [Eln]  y que la coca [el tráfico de cocaína que hace esa banda criminal] golpea a varias de sus estructuras”.

Según el diario, los redactores de ese mensaje –que llegó impreso en papel y clandestinamente a las manos de los jefes del Eln en Colombia y Venezuela– consideran “urgente que la cúpula –con órdenes de captura activas en Colombia– retorne al país”.

Una lectura atenta de ese mensaje permite ver que contiene cinco temas que deben ser tomados con bastante atención.

1.- Que los jefes del Eln en Cuba están contra el tráfico de drogas por ser “actividad antirrevolucinaria”. ¿Será verdad tanta belleza?

2.- Que la división de las filas del Eln no resulta de los errores de su dirección nacional sino de “la acción del enemigo”.

3.- El documento toma en cuenta también la crisis interna de las Farc, en sus dos brazos, el legal “Comunes” y el ilegal “disidencias”. El documento elaborado en Cuba acusa a la fracción “Comunes” de haber contribuido al debilitamiento de la moral revolucionaria del Eln, de haber tenido “repercusiones sobre la conciencia revolucionaria” del Eln por el proceso de paz con Santos.  ¿Habrá una nueva explosión de agresiones y represalias entre las Farc y el Eln, como en años pasados? Esas líneas del documento permiten pensar en ese sentido.

4.- El documento no dice una sola palabra, al menos en el resumen hecho por El Tiempo, sobre el papel que juegan tanto el Eln como las citadas fracciones de las Farc en la ola de asesinatos de desmovilizados de las Farc.

5.- Quizás el punto de vista más interesante de ese texto es el que aborda  el punto de la actitud que el Eln debería tener ante el gobierno de Iván Duque.  Lo que dicen allí es que negociar la paz con el gobierno colombiano será puro despiste o, como dice el documento, será  solo “una maniobra”, una “simulación”,  para salir de la crisis y para que las fuerzas militares y de policía del país bajen la guardia en favor de ellos.

El Comisionado de Paz del gobierno colombiano, Miguel Ceballos, tras examinar ese documento, sacó algunas conclusiones. Según El Tiempo, el funcionario estima que existen “dos Eln”. Ceballos cree saber que la cúspide del Eln está desunida pues “unos hablan de paz desde La Habana y otros ordenan crímenes de lesa humanidad desde Venezuela”.

Esa representación podría ser errada o, al menos, apresurada. El Eln parece estar utilizando la vieja táctica bolchevique de las “dos fracciones”. Esta consiste en hacer crear a sus adversarios que en el alto mando de esa organización coexisten dos fracciones, una más feroz que la otra y que el gobierno o el poder adversario de la banda debe favorecer la fracción menos dura, la cual se muestra como dialogante, etc.

Es un táctica típicamente leninista. Fue la misma que le vendieron las Farc a los líderes de opinión desde el comienzo del gobierno de JM Santos: que había entre ellos una fracción que quería llegar a un fin de hostilidades para continuar la lucha por el socialismo por otros medios, mientras que había otra fracción que quería “continuar la guerra” y lo de siempre. El éxito de esa táctica está a la vista: la violencia continuó y dos fracciones de las Farc ocupan hoy el espectro político: una en el Parlamento y otra en la ilegalidad propinando golpes sangrientos contra el pueblo y contra las fuerzas de defensa de Colombia.

La dictadura cubana stalinista es veterana en el uso de esa técnica. La Habana no tolera que haya divisiones reales, estratégicas, que vayan más allá de una simple discusión de enfoques tácticos.

Una observación final. El documento, para evitar filtraciones, fue distribuido en forma de impreso sobre papel, detalló la prensa. Es decir, la fabricación de ese documento tuvo que haber contado con la autorización del gobierno cubano. Eso que parece muy obvio tiene implicaciones juridicas: prueba que Cuba interviene directamente en actividades criminales contra Colombia. Imprimir un documento con instrucciones de guerra es cometer un acto de guerra. Ese documento ordena “consolidar la presencia en grandes ciudades y el trabajo urbano”. En lenguaje Eln descodificado eso quiere decir realizar atentados en las grandes ciudades y reclutar jóvenes por todos los medios en las urbes. Al dejar imprimir y facilitar la salida de Cuba de esos textos el señor Díaz-Canel se hizo responsable de los efectos políticos y de sangre que esa operación subversiva pueda tener en las próximas semanas y meses. La diplomacia colombiana no debería olvidar ese detalle.

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