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Campaña de desprestigio al Ejército, ¿quiénes y por qué la promueven? Por: Duván Idárraga

El Glorioso Ejército de Colombia, una institución Bicentenaria, ha participado de grandes acontecimientos de la historia caracterizándose siempre por su estricto apego a la Constitución y por su papel en defensa de la Democracia; cuenta con alta favorabilidad y aprecio en la mente y corazón de millones de colombianos quienes reconocemos sus méritos, sacrificio y abnegación.

La historia reciente ha tenido situaciones que han afectado considerablemente al Ejercito. Durante el gobierno nefasto del narco ex presidente Ernesto Samper (elegido con dinero del cartel de Cali) recibió los golpes más contundentes por parte de los narcoterroristas FARC (lograron importantes triunfos que costaron la vida de centenares de soldados y el secuestro de otros tantos). Vino el gobierno del Presidente Pastrana quién inició el proceso de transformación y profesionalización del Ejército que fue continuado durante los ocho años del gobierno del Presidente Álvaro Uribe, gracias lo cual se dieron los más importantes y contundentes resultados en contra del narco terrorismo de FARC y de las AUC; causando una considerable disminución del número de criminales en filas de ambos, la baja de varios jefes FARC, la rendición y encarcelamiento de jefes de las AUC (los que siguieron delinquiendo fueron extraditados y hoy están presos en USA).

Después de estar en la cúspide de resultados, imagen y fortalecimiento vino el lapso perverso del gobierno Santos que, como en todas las instituciones colombianas, causó un daño importante en el Ejército: Cambio de doctrina, Comandantes que pensaban más en sus intereses personales que los de la institución, disminución de presupuesto para mantenimiento y entrenamiento, reducción de soldados profesionales y demás aspectos que afectaron la capacidad operacional y la moral de las tropas. Fue tan gravé el daño de este personaje que por primera vez en la historia Republicana el Ejército olvidó de su papel constitucional (Artículo 217 de C P C) y por decisión de los comandantes de entonces avalaron el robo del plebiscito por parte del presidente Santos.

Durante el gobierno del presidente Duque se ha recuperado la iniciativa de las Fuerzas Militares en especial del Ejército, su moral y la capacidad de combate y retornaron los resultados contra todos los actores que delinquen; reiniciaron contundentes golpes en contra de las estructuras mafiosas y criminales que buscan desestabilizar el país. Con estos reiniciaron por parte de los amigos de las FARC (los mismos que respaldaron el narco acuerdo, que el narcotráfico fuera delito político, que se acabara la fumigación aérea lo que conllevó a incrementar ostensiblemente cultivos ilícitos y producción de cocaína y lo que ello implica en violencia) sus campañas de desprestigio hacia el Ejército, sus comandantes y todo lo que la institución representa. Por supuesto cuentan con algunos medios de comunicación y “periodistas” (colombianos y en el exterior) que les sirven de casa de resonancia. Lo sucedido la semana anterior con la niña indígena violada por 7 soldados (grave acto que merece todo el castigo de la ley y que fue duramente condenado por el mando militar) fue aprovechado por personajes y organizaciones de izquierda para continuar con esa campaña de desprestigio, coordinaron manifestaciones en diferentes ciudades del país por grupos pequeños pero que fueron magnificadas en redes sociales y en medios de prensa.

Para mí estos ataques que buscan desprestigiar y deslegitimar a la Fuerza Pública y en especial al Ejército no son casualidad. Para el Foro de Sao Paulo y sus aliados de izquierda en Colombia es vital acabar con la institución que puede frenar sus objetivos de hacerse al poder. Por otro lado, deben mantener los recursos que proporcionan los cultivos ilícitos y el narcotráfico, no en vano personajes de izquierda y afectos a las FARC interpusieron la tutela que busca que los militares norteamericanos que asesoran a nuestro Ejército para combatir esos flagelos salgan del país. El comportamiento de unos pocos merece todo el castigo de la ley, pero no debe ser la excusa para atacar a la institución;  es tiempo de rodear y respaldar a nuestro Ejército ante esta campaña orquestada desde la izquierda internacional y ejecutada por sus aliados en el país.

EL COLMO 1: La señora alcaldesa de Bogotá no ha hecho sino pelear con el gobierno nacional durante esta crisis; pide cuarentena total pero autoriza marchas de los aliados de la izquierda; exigió al gobierno ventiladores y se los entregaron pero tuvo que guardarlos porque no tenía habilitadas las UCI. Incoherente e inepta. NO HAY DERECHO.

EL COLMO 2: Se conocen cifras de denuncias por acoso o abuso sexual en contra de profesores en diferentes ciudades del país. En este caso no hay miembros de la izquierda ni periodistas, como en el caso de los soldados, condenando al Magisterio o a FECODE por ello (como debe ser, las responsabilidades son individuales, no institucionales); pero si lo hacen con el Ejercito. NO HAY DERECHO.

EL COLMO 3: “Llama poderosamente la atención, que la Magistrada que ordenó la suspensión de actividades de los asesores estadounidenses en Colombia, sea la misma que en 2014 frenó la destitución del alcalde Gustavo Petro, dispuesta por la Procuraduría General de la Nación. Son Curiosidades”: @LAPlazasVega (Corónel Luis Alfonso Plazas Vega). Extraña coincidencia. NO HAY DERECHO.

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