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La paz de Santos no es la paz de Colombia. Por: Thania Vega de Plazas

yate-con-las-farcEn su discurso del 20 de julio el presidente Juan Manuel Santos presentó una especie de informe de gestión sobre el proceso de la mal llamada “paz” con las FARC y su tarea en temas como infraestructura, vivienda y salud, donde son más las quejas que los aciertos.

En la presentación que hizo el presidente ante el Congreso, quedó claro que su vanidad no tiene límites y que su mayor obsesión por entregar el país a las FARC, tenía como único objetivo el de ser merecedor del Premio Nobel de Paz.

El mandatario afirmó que éste era el primer 20 de julio en paz, como si los ataques de las FARC en el sur del país no existieran; como si las acciones delictivas del ELN fueran cosa del pasado y peor aún; como si Colombia hoy no estuviera sumida en el más vergonzoso crecimiento del narcotráfico que él mismo permitió, cuando suspendió las aspersiones de los cultivos de coca.thania-vega

Como lo dijera el exministro Fernando Londoño Hoyos en su programa de radio; “el 20 de julio Colombia no celebró su independencia, sino la claudicación frente un puñado de bandidos, que lograron sentados en la Habana, más de lo que en 50 años a punta de fusil consiguieron”.

El presidente Santos, repitió el famoso discurso de la “paz” nacional, donde según su teoría, toda Colombia apoya la paz con las FARC, desconociendo como es su estilo, que el 02 de octubre de 2016, un pueblo preocupado por su futuro dijo no a la guerrilla y no al acuerdo de La Habana.

Pero como si no fuera ya suficiente escuchar sus promesas; se atrevió a felicitar a nuestros hombres de las Fuerzas Armadas, cuando de manera sistemática ha ignorado el clamor de cientos de ellos, presos en las cárceles y Centros de Reclusión Militar.

Militares y policías que se sometieron a la Justicia Especial para la Paz, desoyendo nuestra voz que advertía que caerían en manos de una justicia selectiva, revanchista y desproporcionada.

Decía también el Presidente que éste era el congreso de la paz; no señor presidente, falta usted a la verdad; no se puede decir que es un congreso de la paz, cuando ha permitido que se le violen los derechos a las víctimas para en su lugar dar prebendas y facilidades a las FARC, que de matar colombianos pasarán a legislar en el 2018.

Hoy cuando escribo estas líneas, millones de compatriotas están sometidos al imperio de las FARC y sus bandas criminales que controlan el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión.

No se puede hablar de paz, cuando el gobierno nacional es señalado de graves actos de corrupción y favorecimiento con millones de pesos en contratos para los más cercanos amigos del Presidente de la República.

Decía el mandatario: “Se los digo de verdad y con toda franqueza: ¡Olvídense de mí! Olviden”; que difícil será olvidar un funesto gobierno que se dedicó a gobernar para los terroristas.

La paz del presidente Santos no es la paz de Colombia, máxime cuando impuso la voluntad de las FARC, sobre la de un pueblo que rechaza el terrorismo y solo quiere justicia aplicada a los mayores masacradores de la historia de nuestra patria.

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